Sto. TOMÁS DE VILLANUEVA (1486-1555)
Nacido en Fuenllana (Ciudad Real, España) de padres piadosos y caritativos, heredó un entrañable amor a los necesitados. Su formación educativa fue en el convento franciscano de Villanueva de los Infantes, marcaron en su alma una particular sensibilidad por los pobres. Más tarde, recibiría el título de “Limosnero de Dios” y “Arzobispo de los pobres”.

1518 Abraza la vida religiosa en la Orden De San Agustín, y allí recibe la ordenación sacerdotal. Su mayor empeño era la vida de las comunidades y la observancia responsable de las normas. También promovió el envío de misioneros agustinos al Nuevo Mundo. Confesor y predicador de Carlos V, al quedar vacante la sede de Valencia fue propuesto –contra su voluntad– arzobispo de aquella diócesis mediterránea en (1544).
La situación espiritual de Valencia era deplorable; más de un siglo sin obispo residencial, multitud de clérigos amancebados, moriscos inquietos. Sto. Tomás no desfalleció y dirige sus esfuerzos a la re-cristianización de la diócesis. Para formar un clero capaz de dar con su vida un auténtico testimonio de santidad, adelantándose a Trento, funda el Colegio-seminario de la presentación (1550). No se conforma con convocar un concilio (1548), sino que visito todas las parroquias, actuando con mano enérgica y suave a la vez. Entre sus obras pastorales cabe enumerar dos por su importancia y trascendencia: la asistencia carismática y social a los moriscos. El buen resultado de su actuación, unido a la óptica preparación cultural, lo convirtieron en una de las personas más querida y respetada, convirtiéndose en la imagen del obispo ideal.
Murió en 1555. Fue declarado beato en 1618, cuarenta años más tarde Alejandro VII lo colonizó solamente. Después el convento agustino del Socorro de Valencia, donde se le sepultó traslado sus restos a la catedral de la ciudad, en la cual se encuentran hoy expuestos a la veneración de los fieles.
Antonio Iturbe, O.S.A